La historia de la Comunidad Or Israel comenzó el 8 de octubre de 1911, cuando un grupo de familias fundó la asociación a la que llamó Kneset Israel de Caballito, en la calle Caballito 631, actualmente, Martín de Gainza.
El objetivo de la institución fue, en palabras del Libro de Oro, “tener una permanente casa de oración” y “tener una escuela donde reciban educación judía los hijos de los asociados”.
La entidad, pionera en el barrio, pasó por varios domicilios, entre ellos, en la calle Añasco al 900 y Caballito al 700, hasta que, en 1927, se adquirió la casa situada en Planes 1049, actual locación del templo.
Desde el inicio de la institución, hasta la década del 70’, la Comunidad incluyó una escuela, “Mordejai Stoliar”, fundada previamente como “Talmud Torá de Caballito”. En ella, los niños de la zona aprendían idish, Torá y tradiciones judías. La creciente asimilación y laicización de la escuela, sumados al viraje hacia el idioma hebreo en la enseñanza, hicieron que tuviera que cerrar sus puertas. En la escuela Mordejai Stoliar se educaron varias generaciones de judíos, y fue semillero de valiosos morim.
Durante la década del 30’, además, la Comunidad albergó la filial de Caballito del Keren Kayemet LeIsrael. Entre la década del 70’ y comienzos de los 90’, fue sede del Centro Baron Hirsch, punto de encuentro para ex colonos de Entre Ríos.
Entre 1984 y 1990, Or Israel estuvo en manos del Centro Hebreo IONA, que, en un período de expansión, se hizo cargo de siete comunidades. Desde 1990, la Comunidad recuperó su autonomía y, de a poco, su vigor.
En 2011, Año del Centenario de Or Israel, con mucho esfuerzo y cumpliendo un sueño que la comunidad se había propuesto unos años antes, se reformó y reinauguró el templo, poniendo en valor el edificio, restaurado y modernizado, sin que perdiera su esencia. En abril de dicho año, la casa se vistió de fiesta para ser reinaugurada, y en octubre se celebró el Centenario.
El Año del Centenario fue una bisagra que dio un nuevo impulso de vida a Or Israel. En estos últimos años, la kehilá está viviendo un reflorecimiento, abriendo nuevos espacios, volviendo a sentir voces y ruidos de niños en sus actividades e incrementando la cantidad de Bnei Mitzvá y Jupot año a año. Nuestra pequeña gran familia sigue creciendo, sin perder su espíritu familiar ni su calidez.